El pequeño brote que había salido de las raíces del viejo árbol del Instituto, va creciendo, y ya aparecen frutos de nuevas vocaciones. Pero ¿donde ubicarlas? En las comunidades donde las hermanas se encargan de las escuelas, el espacio es reducido.

No hay una casa para su formación. La Madre General se preocupa y en su visita en Marzo de 1964, vuelve a Macul donde dos años atrás había visto una casa, o mejor dicho, un castillo con un gran jardín y espacio libre. La Propiedad todavía tenía el aviso de venta, pero con la diferencia que el precio había subido. La Madre habló con el dueño Señor Selim Yayui Mucarrquer de origen turca. Este se mostró comprensivo y muy feliz de vender su propiedad a una Congregación religiosa y le mantuvo el precio de los dos años anteriores. De inmediato se hicieron los tratos pagando cuarenta millones al momento de suscribir el contrato de compra y los otros cuarenta millones, se pagarían al momento de la entrega de la casa.

También el Señor Cardenal Raúl Silva, al conocer de la compra, quiso aportar algo de su parte y regaló tres millones.

Pronto se concretizó todo y en los primeros días de septiembre del mismo año, la maestra, Sor Maria Domenica D´Ignazio, con las novicias, se trasladaron a Santiago, a la nueva casa, comprada exclusivamente para ellas.

Dios así iba bendiciendo el trabajo, y más aún los sacrificios de las religiosas, su amor hacia los niños y su ejemplo de vida religiosa arrolladora.

Los primeros tiempos no fueron fáciles para la maestras y las novicias por faltas de medios económicos, así que las comunidades generosamente contribuían con lo que necesitaban.

Desde la Serena, mes a mes partía un camión cargado de tantas cosas y en especial de víveres.