No todas las obras iniciadas, nos quedan. Calbuco está peligrando y se necesita un cambio radical de toda las religiosas que allí trabajan y en vista que esto es imposible, en 1991 se toma la decisión de devolver esta escuela Parroquial al Sr. Arzobispo de Puerto Montt Monseñor Barnardo Cazzaro con el consentimiento de la Madre General.

Así durante el verano 1992 se hicieron los papeles de devolución, con dolor de todas las hermanas, ya que esta fue la primera casa en Chile del Instituto.

El camino de la vida no es simple, hay subidas y bajadas, tropiezos y pruebas que enfrentar. Así también es el crecer de nuestro Instituto, ya adulto en Chile. No nos faltan pruebas que enfrentar, sacrificios que superar, crisis que son siempre necesarias para madurar y sentir nuestra pobreza personal y comunitaria en la escasez de personas. Pero saber ver siempre como la mano de Dios Providente está presente en cada acontecimiento, sea alegre que triste, para sentirnos siempre hijas de este Padre teniendo siempre presente en la mente y en el corazón, lo que nos resumió el Padre Amedeo Cencini: “Ser Hijas de la Divina Providencia significa creer que esta Providencia está continuamente actuando en nuestra vida.